Plan de Organización
PLAN DE ORGANIZACIÓN, INVOLUCRACIÓN Y TRABAJOS
La Ley de Propiedad Intelectual regula perfectamente los derechos de los autores que intervienen en la cadena de creación articulando y acotando sus obligaciones y derechos de cada uno de los creadores.
Para el caso de la Academia, y salvo las opiniones más autorizadas que pudieran producirse, las producciones de la misma estarían reguladas por la figura administrativa de “Obra Colectiva” en la que interviene dicha denominada cadena de creadores: director, escenógrafo, coreógrafo, y música, y la propiedad de cada apartado y sus límites y utilización.
En cualquier caso:
1. La Academia seguirá las pautas que la UNESCO promulga y tiene publicadas en su modelo de políticas culturales y en las que a partir de las Leyes de Propiedad Intelectual se genera la riqueza y economía de las Industrias Culturales Creativas. En este mismo sentido se manifiesta la Comisión Europea para la Cultura.
2. La Academia debe incorporar estos principios y hacer una interpretación justa y democrática de los factores en juego que son la citada Ley de Propiedad Intelectual, los derechos de amortización de la producción, o la capitalización de posibles inversores que conlleve una rentabilidad del capital invertido.
Este será el circuito completo y el papel de la Academia en el equilibrio de los diversos intereses.
3. La Academia que en sus estatutos además de la custodia, defensa y difusión de los valores estéticos, identitarios e históricos del flamenco, añade que quiere ser un factor dinámico dentro de la industria cultural, por tanto, contribuirá a impulsarla buscando nuevos mercados como ha impulsado el horizonte de otras posibles oportunidades.
4. La Academia nace en un momento de crisis económica en la que los sistemas de subvención gratis total sin retorno, o justificación del cumplimiento de objetivos, ha terminado. Estos sistemas de financiación alteraron el tejido empresarial, el valor de mercado, es decir, la capacidad de artistas y productores para devolver los costes y cachés generados en la consecución de las obras y espectáculos propuestos.
La Academia tendrá que asumir otras formas de entender la cadena de creación y sus fuentes de financiación teniendo en cuenta y manteniendo los principios de rentabilidad sin perder los valores éticos y estéticos que dan justificación a su creación.
La Academia tiene que buscar sus fuentes de inversión mediante convenios, aportaciones, subvenciones, venta de entradas, cuotas de asociados, y la suma del talento de sus creadores.
La inclusión dentro de este proyecto de profesionales y artistas de calidad contrastada, nos sitúa en un plano de creación y solvencia a través de los cuales se pueden conseguir créditos y con el esfuerzo de la gestión, convenios y acuerdos con instituciones públicas y privadas, teniendo como principio irrenunciable como ya hemos expresado anteriormente, la rentabilidad y el éxito de nuestras propuestas, que convertidas en ingresos marcaran los niveles e importancia de los cachés y la calidad de nuestras producciones, pero por primera vez los propios creadores y artistas los encargados de la gestión, distribución, y enriquecimiento moral y material de la institución y sus colaboradores.